24 junio 2008

R.E.M de vuelta en su ciudad natal


"Nacha relájate, si el concierto es a las 8", le dije.
En eso saco mi entrada y me doy cuenta de que es a las 6. Miro mi reloj y son las 6 y algo. Como siempre, algo ha de suceder antes de cada concierto.

Salimos rajadas a tomar el metro que, por ser fin de semana, está casi vacío y casi ni se ven grones. Nos bajamos en Lakewood y nos subimos al shuttle. Como siempre, lleno de gringos rubios pernos.

Tiernamente llevamos picnic. Pasamos nuestras entradas y el guardia me grita un: “all the bottles and food in here”. En el basurero.

Entramos, es de día y está tocando Modest Mouse. Escucho sonar una trompeta. “Debe ser grabada… no creo que estén tocando en vivo”, pensé, pero no… Modest Mouse es la media banda. Ya sabía yo que el guitarrista es el ex The Smiths Johnny Marr, pero nunca los había escuchado tocar en vivo. Aunque el sonido se acopla y la calidad no es muy buena, el grupo suena bien.

Banjo en mano, Isaac Brock se dispone a tocar. Es Satin in a Coffin, del exitoso disco Good News for People who Loves Bad News. Excelente también la interpretación de Dashboard.

Son las nueve y hace su aparición el legendario Mike Strike. Su escuálido cuerpecillo luce bien dentro de ese terno negro y su cabeza sigue tan calva como siempre. Están felices, están de vuelta en su “hometown”, como señala en una de sus tantas intervenciones.
Primera canción… uy, no me gusta mucho. Pero qué bien que suenan… por lo que son eso sí, no gracias a parlantes, efectos ni mucho menos. Con sólo cuatro integrantes todo suena mucho mejor que sus teloneros.

So Fast so Numb y la cosa se pone fuerte. Perdón por el comentario, pero las segundas voces suenan tan afinadas! Eso sí, se lucen más con los coros en la que viene, Time after Time.

“Believe in me, believe in nothing. Corner me and make me something. I've become the hollow man, have I become the hollow man I see?” Qué excelentes bailes Mike.

Pasando por Ignoreland y Electrolite, misteriosamente llegamos a (Don’t Go Back to) Rockville, una canción semi conunty cantada por el guitarrista. Mike, dándole todo el crédito posible, toma su micrófono y se va a la parte de atrás a cumplir con su misión: hacer sólo las segundas voces.
Suena ahora Harborcoat, con todo el estilo ochentero y algo de gusto a The Smiths en la melodía y a The Cure en la guitarra.

Escucho el primer acorde…ya lo sé. Es The One I Love. Justo la habíamos estado cantando con Gonzalo. “Fireeeeeeeeeeeee”. Tremenda.

Después de tocar 22 canciones se dan por primera vez un break. Ya era hora… hasta yo estoy agotada. Vuelven de inmediato pero yo me encuentro camino al baño con la Nacha. Claro, después de esa cerveza mega king size hecha para gringos con estomagos del porte de una bolsa de basura, qué se le va a hacer. “Ojalá sea una canción más o menos”, pienso. Pero no, es mi canción favorita del disco nuevo: Supernatural Superserious así es que nos miramos e instantáneamente nos devolvemos. ¡Qué buena canción!


Y por si fuera poco, aparece una mandolina y se escuchan los primeros acordes de Loosing My Religion..."Tengo que llamar a Gonzalo", me digo. Increíble. La gente grita y canta como si fuera LA canción por la que fueron al concierto. Yo también la canto desaforadamente.

Después de dos canciones más, el calvo se acerca al piano y el resto ya es obvio: es Nightswimming. Juro que me faltó 0,1 cc en los ojos para botar lágrimas. Qué impresionante lo linda que es esa canción… es casi una sesión de meditación y recogimiento y al final los dos se dan la mano, como felicitándose por un trabajo bien hecho.

Vez que puede hace hincapié en lo difícil que es ser telonero y pide aplausos y más aplausos para Modest Mouse y The National. Ah sí, también tocó ese grupo pero, además de X, obvio que no alcancé a verlos. Y como una cuota de propaganda política nunca está de más, Mike Strike se refiere al actual presidente diciendo “George W. Bush is a pathetic idiot,” y luego agrega : “I feel very, very hopeful with 2008”.

Ya es hora de irse. Por lo menos eso creen los integrantes de REM. Aunque después de 27 canciones la verdad es que en serio ya es hora. “Mott the Hoople and the Game of Life…” y yo me juro la gringa gritando “Yeah, yeah, yeah, yeah”. Increíble canción para temrinar y excelente recital en general.

Para ver un resumen con lo mejor del concierto en youtube entra acá o acá.


Robert Smith y el increíble The Cure

Estamos trabajando para usted....

Qué Arena Santiago, qué Teatro Caupolicán. Esta sí que es una verdadera Arena. Gigante, espaciosa, de techos altos y asientos de butacas. Con forma de estadio eso sí, como ovalada.

- Mam, I need 3 tickets for The Cure please -, le digo a la muchacha que está tras el mostrador de Ticketmaster en el Publix que queda cerca del departamento.
- Ok, here are the seats that I have... do you want this one? It’s a good one -, dijo.
- Ok, tanks. We are goingo to buy 3… with credit card please.
- Ok, so your ticket is for The Cure, row B, seat 6, at 8 pm, at the Gwyneth Arena.
- Ok ok ok ok , bye.

Nada más aburrido que cuando te hacen el resumen informativo de lo que compraste. Así que tomamos los tickets y nos vamos de regreso a nuestra humilde morada. Felices con nuestro excelente puesto.

Día antes del concierto y oso preguntar: “alguien sabe dónde queda el Gwyneth Arena? Creo que voy a buscar en googlemaps”. Y bueno… era obvio. Quedaba LEJISIMO. Concha, ni siquiera se puede llegar por metro, no hay forma… 36 minutos en auto y por la carretera. A un día antes del evento…qué secas!

Y bueno, como siempre, aparece Bruno, el todopoderoso, nuestro amigo del piso 12 mega motivado, siempre contento, con auto y mucha plata. No tenían tickets así que se arriesgaron a comprar en la puerta.

Llegamos…. repleto de estacionamientos. Todos estacionándose tan civilizadamente que casi no lo puedo creer. Bruno y Allan compran sus entradas. Todo bien.
Misión número uno: conseguir de esas cervezas king size. Vamos por unas… un poco caras eso sí y para peor, tuvimos que invitar a nuestros amigos… correspondía.

Entramos y bajamos las escaleras hasta la primera fila. Ahí quedaban nuestros asientos, pero la verdad es que no eran tan buenos porque, a diferencia de lo que decía el mapa del lugar, el escenario no estaba al centro sino ubicado al fondo. Pero de todos modos se veía muy bien.
Se apagan las luces, se prenden unas lucecitas azules como estrellas y sale aquella champa tan característica, cabello escarmenado, guitarras. Es Robert Smith.

Primera canción: Plainsong. No lo puedo creer. El sonido es algo que no se puede explicar con palabras…tan claro, tan fuerte y a la vez tan níido y limpio. De esos ruidos que no es que se sientan en la guata (como el bombo de la batería) sino que te entra por los pies. Qué espectacular. Nunca había escuchado algo que sonara tan bien en mi vida.
Luego de un par de canciones, tres o cuatro, tocan el increíble pack To Wish impossible things - Pictures of You - Lullaby. Qué increíble... de verdad. Perdón por la insitencia pero yo todavía no puedo dejar de impresionarme con ese sonido.
Encuentro que Robert Smith está demasiado destartalado y obeso. Bueno, capaz estoy siendo demasiado exigente... no nos olvidemos que el hombre tiene 49 años y sigue deleitando con conciertos de 3 horas.
(...)