24 junio 2008

Robert Smith y el increíble The Cure

Estamos trabajando para usted....

Qué Arena Santiago, qué Teatro Caupolicán. Esta sí que es una verdadera Arena. Gigante, espaciosa, de techos altos y asientos de butacas. Con forma de estadio eso sí, como ovalada.

- Mam, I need 3 tickets for The Cure please -, le digo a la muchacha que está tras el mostrador de Ticketmaster en el Publix que queda cerca del departamento.
- Ok, here are the seats that I have... do you want this one? It’s a good one -, dijo.
- Ok, tanks. We are goingo to buy 3… with credit card please.
- Ok, so your ticket is for The Cure, row B, seat 6, at 8 pm, at the Gwyneth Arena.
- Ok ok ok ok , bye.

Nada más aburrido que cuando te hacen el resumen informativo de lo que compraste. Así que tomamos los tickets y nos vamos de regreso a nuestra humilde morada. Felices con nuestro excelente puesto.

Día antes del concierto y oso preguntar: “alguien sabe dónde queda el Gwyneth Arena? Creo que voy a buscar en googlemaps”. Y bueno… era obvio. Quedaba LEJISIMO. Concha, ni siquiera se puede llegar por metro, no hay forma… 36 minutos en auto y por la carretera. A un día antes del evento…qué secas!

Y bueno, como siempre, aparece Bruno, el todopoderoso, nuestro amigo del piso 12 mega motivado, siempre contento, con auto y mucha plata. No tenían tickets así que se arriesgaron a comprar en la puerta.

Llegamos…. repleto de estacionamientos. Todos estacionándose tan civilizadamente que casi no lo puedo creer. Bruno y Allan compran sus entradas. Todo bien.
Misión número uno: conseguir de esas cervezas king size. Vamos por unas… un poco caras eso sí y para peor, tuvimos que invitar a nuestros amigos… correspondía.

Entramos y bajamos las escaleras hasta la primera fila. Ahí quedaban nuestros asientos, pero la verdad es que no eran tan buenos porque, a diferencia de lo que decía el mapa del lugar, el escenario no estaba al centro sino ubicado al fondo. Pero de todos modos se veía muy bien.
Se apagan las luces, se prenden unas lucecitas azules como estrellas y sale aquella champa tan característica, cabello escarmenado, guitarras. Es Robert Smith.

Primera canción: Plainsong. No lo puedo creer. El sonido es algo que no se puede explicar con palabras…tan claro, tan fuerte y a la vez tan níido y limpio. De esos ruidos que no es que se sientan en la guata (como el bombo de la batería) sino que te entra por los pies. Qué espectacular. Nunca había escuchado algo que sonara tan bien en mi vida.
Luego de un par de canciones, tres o cuatro, tocan el increíble pack To Wish impossible things - Pictures of You - Lullaby. Qué increíble... de verdad. Perdón por la insitencia pero yo todavía no puedo dejar de impresionarme con ese sonido.
Encuentro que Robert Smith está demasiado destartalado y obeso. Bueno, capaz estoy siendo demasiado exigente... no nos olvidemos que el hombre tiene 49 años y sigue deleitando con conciertos de 3 horas.
(...)

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